Hoy se cumplen diez días desde que ando por Centroamérica y ha sido todo tan intenso que hasta ahora, no he podido más que ir escribiendo a vuelapluma mientras camino no pocas notas y versos de forma caótica que hasta ahora no he tenido tiempo para depurar, ordenar. Ya se sabe los rigores propios del viajero y sentirme hiper estimulado como un niño en una chocolatería no me han permitido ni el tiempo ni la calma necesaria, en estos pocos días he cruzado un océano, dos fronteras, kilómetros de selva y ríos, me he paseado por el filo de un volcán, me he bañado en un violento Pacífico, he vivido en dos grandes ciudades capitales de dos países tan singulares como Guatemala y El Salvador. Así que hoy, desde La Libertad, un departamento costero salvadoreño, rara mezcla de playas turísticas llenas de restaurantes y surferos y de laberintos de calles de barro y miseria, me he impuesto aunque sea por esta mañana colgar las sandalias de caminante y desde el pequeño paraíso que es el jardín de mi hostal ponerme a ordenar esta tormenta y hacerla una crónica donde necesariamente tendré que seleccionar algo de lo mucho sentido y vivido hasta el momento.
Como no va a ser posible contaros todo voy a optar por contar alguna anécdota que me parece significativa y también voy a cantar, acabando como suelo hacer estas crónicas con un poema dedicado a estas dos repúblicas mesoamericanas. Vamos a ello:
VIAJAR CON LIBROS
Aunque a priori pueda parecer que no sea algo demasiado transcendente pero como veremos el tema tiene su miga. Llegué con un equipaje extraño lo confieso, poca ropa, apenas una maletita y muchos libros. Concretamente 40 libros de LA SENDA DEL GENAL, que afortunadamente como son de haikus está en su naturaleza su levedad, apenas pesan 120 gramos cada uno y 30 de mi obesa antología de autor YO TENGO UNA ROSA CON TIRABUZONES cuyos versos seleccionados de más de tres décadas y nueve poemarios en sus 389 páginas alcanza la friolera de 650 gramos. Si alguien le da por hacer la multiplicación comprobará que casi llega a 25 kilos la pesada carga de papeles encuadernados y letra impresa.
No creáis que no estuve pensándome durante los preparativos muy mucho pasearse con ese pesado lastre, nada más y nada menos que por los tres países, Guatemala, El Salvador y falta todavía México. Me recordaba a mi mismo los bellos versos de Machado ..ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar. Pero finalmente opte por la pesada penitencia ya que en este mes y medio, además del posgrado de la UVG (Universidad del Valle de Guatemala) que es quien me trae otro año más durante mi periplo estoy organizando un buen puñado de eventos poéticos tanto talleres de haiku, como de El arte de vivir poéticamente, presentaciones de mi antología y encuentros poéticos. Pienso que a los participantes de todos estos eventos les debe interesar adquirir mis libros o al menos eso espero, ya que no me gustaría tener que volver a cruzar el océano con ellos hacia la península ibérica después de pasearlos por medio istmo centroamericano. Porque tengo que decir que además de su pesadez me está trayendo algún que otro quebradero de cabeza no previstos que tiene que ver con los siempre engorrosos controles de frontera. Hasta ahora a habido anécdota en las dos aduanas que he pasado. Os cuento la primera de las aduanas a la que me tuve que enfrentar fue a mi llegada a Ciudad de Guatemala. Cuando pasan las maletas por el escáner la funcionaria de repente para la cinta y me mira con cara de extrañeza por encima de sus gafas
- ¿Libros?
Pregunta en una sola palabra
- Sí
Le contesto yo con un todavía más corto monosílabo y una cara espejo de la extrañeza de ella
- ¿Son de uso propio?
Repreguntó sorprendentemente a lo que yo ya no supe que contestarle con palabras, limitándome solo a abrir mis dos manos en abanico y ponerle una cara que de la extrañeza paso a la incredulidad.
- Bueno, pase, pase
Termino la buena mujer como perdonándome la vida.
Cinco días después, tuve que pasar una segunda frontera, esta vez terrestre, Las Chinamas donde el río Paz separa Guatemala y El Salvador esa misma por donde pasan tantos emigrantes rumbo al idealizado norte huyendo de sus pesadillas y persiguiendo sus sueños. Fui prudente y solo llevé la mitad de mi carga, dejando la otra mitad en Ciudad de Guatemala, pero aún así algo me decía que no iba a pasar desapercibida. Hice los trámites aduaneros, enseñando mi pasaporte y contestando una batería importante de preguntas sobre donde me iba a alojar, que venía a hacer en El Salvador, si tenía familiares o amigos,… Todo bien, así que me fui de nuevo al autobús, cuando vi que estaban revisando las maletas. Cuando entré al vehículo y me acomodé en mi asiento, entró tras de mi el conductor y empezó a gritar mi nombre y apellido,
Francisco Doblas, Francisco Doblas,… Me identifique y me dijo que el funcionario de aduana necesitaba hablar conmigo. ¡Dios mío ya estamos otra vez!, pensé. Cuando bajé tenían abierta mi maleta y dos funcionarios cada uno con uno de mis libros estaban leyéndolos con la misma cara de asombro que la del aeropuerto de Ciudad de Guatemala.
- ¿Qué es esto? Me preguntó
- Libros. Le contesté
- ¿Y de que son?
- De poesía
Entonces me empezaron a decir que tenía que haberlos declarado de forma voluntaria en la aduana, que cuando pasan de seis libros ya no se considera equipaje, que igual tiene que notificarlo,… a preguntar que para que iba a hacer con ellos. Mientras mas explicaciones le daba yo de mis presentaciones literarias y talleres, más se incrementaban sus caras de asombro. Cuando ya llevábamos unos diez minutos hablando con el autobús lleno de viajeros, les pregunté que si tenía que hacer algo que por favor me lo explicaran que yo no tenía ningún problema. Entonces ambos se miraron y el que llevaba la voz cantante me levantó la mano pidiendome un momento. En ese momento ambos funcionario se alejaron unos metros del autobús cada uno con su libro en la mano y hablaron entre ellos de espaldas a mi, como deliberando sobre la situación. Un rato después volvieron a donde yo estaba y me dijeron.
—Bueno, puede usted pasar pero la próxima vez declárelo de forma voluntaria en aduana. Bienvenido a El Salvador.
Concluyeron extendiendo ambos sus brazos hacia mi con los libros. Bienvenido a territorio Bukele, confieso que pensé yo mientras los metía de nuevo en la maleta.
LOS MÁRTIRES DE EL SALVADOR , OSCAR ROMERO, IGNACIO ELLACURÍA,…
En El Salvador tengo que destacar, que gracias a Roberto Figueroa, conocí de primera mano, algo muy importante para mi, algunos de los episodios históricos de este sufrido pueblo más reciente como fueron el asesinato de Monseñor Oscar Romero, y la masacre de los jesuitas españoles. Roberto, que fue alumno de los jesuitas asesinados me llevó a la UCA, a ver el lugar de los terribles hechos y donde conservan fotografías, objetos, escritos, pinturas,…
Al día siguiente fuimos a la catedral, donde está la tumba de Monseñor Oscar Romero el obispo de los pobres martirizado también por denunciar las atrocidades de la dictadura.
A pesar de que es la primera vez que vengo a El Salvador, estos episodios históricos los tengo grabados en mi ADN emocional y son también parte de mi biografía personal. Cuando yo era apenas un adolescente, mi conciencia social y solidaria echo los dientes en la parroquia de Miraflores de los Ángeles, un barrio obrero de Málaga, donde constituimos el Grupo Juvenil Oscar Romero . Algo muy fuerte me paso cuando entre a la catedral de San Salvador, llena de un mezcla de turistas y feligreses que rezaban devotamente. En el lado derecho del altar principal había un gran retrato de Oscar Romero, yo me senté delante de él mirándolo fijamente y sin yo quererlo mi mente se traslado aquellos años ochenta de siglo pasado . Entonces sin yo pretenderlo me empezo a venir a la cabeza la letra de una canción que le hice con 15 o 16 años. A pesar de que debía estar guardada en el archivo B, C o D de mi memoria, conseguí replicar su letra para mis adentros como una oración. Esa letra adolescente, llena de ilusión y rebeldía, que recuperé, es como un hallazgo arqueológico de mi prehistoria poética. Cuando llegue a mi alojamiento por la noche la trascribí para que ya no volviera más a perderse entre los archivos ocultos de mi memoria. Aquí os la dejo.
OSCAR ROMERO. TE MATARON POR AMAR.
Eras la voz de los sin voz
eras el grito de los pobres
eras una revolución
pero aún queda vivo tu nombre.
Naciste de la opresión
de un pueblo sometido en armas
la lucha contra el dictador
con la fuerza de tu palabra.
Te mataron por amar
por luchar por la justicia
por buscar la libertad
por a paz que se acaricia
profeta de la verdad
Oscar Romero.
Igual que Cristo padeció
frente a las fuerzas opresoras
tu vida fue una oración
una canción libertadora
pero un cañón se disparó
dejando su cuerpo sin vida
y aunque el amor resucitó
y aún en su pueblo se respira.
Te mataron por amar
por luchar por la justicia
Por buscar la libertad
Por la paz que se acaricia
Profeta de la verdad
Oscar Romero.
BROCHE POÉTICO A DIEZ DÍAS ENTRE GUATEMALA Y EL SALVADOR.
Libros y mártires aparte, el viaje está desplegando toda una suerte de bellezas. Además de esa sobredosis de paisaje, selvas, volcanes, ríos y lagos de su naturaleza indómita, he disfrutado también del bello paisanaje que nos regalan estos dos países hermanos. Algo de todo eso veréis en las fotos que voy seleccionando para la galería de fotos que subiré al final del viaje. Ha sido muy bonito el reencuentro con amigos y sobre todo amigas que conocí en el 2019 en Guatemala y descubrir un buen ramilletes de nuevas personas que en tan poco tiempo se ha hecho merecedores del título de amigos/as.
Esto daría para ríos de tinta, pero me propuse que estas crónicas no fueran interminables y esta va de camino, así que os dejo con un poema que resume las reflexiones y emociones que estos diez primeros días de mi viaje me han provocado.
ROMANCE DE GUATEMALA Y EL SALVADOR
Ya conozco tus bellezas
vieja amante Guatemala
y tu quetzal me acaricia
como serpiente emplumada
Y también a ese paisito
que se llama El Salvador
Pulgarcito americano
que es tierra de insurrección
Son dos hermanas de selva
Guatemala, El Salvador
su madre plata es la Luna
su padre oro es el Sol
La misma lluvia /esperanza
El Salvador, Guatemala
pinta verdes arcoíris
sobre la Selva mojada
Son dos amantes de fuego
Guatemala, El Salvador
piel de lagos y volcanes
y a las dos las amo yo
Siguen gritando tus mártires
El Salvador, Guatemala
contra una historia de horror
contra una historia de balas
Amantes tierras hermanas
conozco vuestro dolor
güipiles de Guatemala
sombreros de El Salvador
Que no callen vuestras voces
El Salvador, Guatemala
ni eficaces dictaduras
ni democracias falladas.
Mi tiempo en El Salvador se agota, el viaje impone su agenda implacable y mañana de madrugada toca viajar a Ciudad de México. Continuara…
Desde La libertad, El Salvador 26 / 04 / 2024.
Gracias Paco por esos hermosos poemas, que bueno que disfrutaste!
Un abrazo Iris, ya desde España, hoy lunes te llegaran los libros. Seguimos en contacto